Tras el cambio de entrenador, el Oviedo está remontando el vuelo y ya se encuentra en mitad de tabla, con la mirada fija otra vez en los puestos de promoción de ascenso a Primera División. Así, la llegada de Luis Miguel Carrión, con un estilo futbolístico totalmente contrario al de Álvaro Cervera, ha permitido a jugadores como Paulino, Borja Bastón, Colombatto, y, por supuesto, Santi Cazorla, mostrar su mejor versión. Fichajes que se consideraban como decepciones empiezan a darle la vuelta a la tortilla para empezar a encandilar al Tartiere, que vive uno de sus momentos más felices en los últimos meses.
Sin embargo, como en toda buena familia, siempre hay lugar para alguna oveja que camina un tanto descarrilada. En el caso de los azules, hablamos de Romario Ibarra, uno de los jugadores que, pese a su condición de mundialista y a ser uno de los jugadores de la plantilla con mejor valoración económica, no termina de encontrar su sitio.
Y es que al bajo rendimiento del ecuatoriano sobre el césped hay que unirle también cierta tendencia a lesionarse, que le está impidiendo la continuidad necesaria para mostrar su verdadero nivel.
La posibilidad de volver a Pachuca facilita la decisión de todas las partes
Así, y aunque jugadores que conocen muy bien al atacante sudamericano, como Paulino de la Fuente, defienden el nivel que puede llegar a dar el jugador; en el oviedismo existen ya bastantes voces discordantes con respecto a la continuidad del futbolista.
Jesús Martínez mantiene la confianza en Romario
Con todo, Jesús Martínez, presidente del Grupo Pachuca, y uno de los principales valedores de Ibarra, sigue confiando en las posibilidades de un pelotero que todavía no ha tenido la fortuna necesaria para caer de pié en una ciudad que, dicho sea de paso, es exigente con su plantel.
Con todo, más importante es todavía el pensamiento de Luis Carrión, actual entrenador del Oviedo, que con su estilo de juego y resultados se ha ganado el respeto de las más altas esferas oviedistas. Por el momento, parece que el técnico barcelonés sabrá esperar a Romario, todavía deseoso por triunfar en Europa.